El barranquillero de la liga de Fuerzas Armadas, Habid De las Salas.
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EFE

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El barranquillero Habid De las Salas: el militar olímpico que no carga fusil

Conquistó el primer diploma olímpico para Colombia en los Juegos Olímpicos en pesas.

Su talento es tan largo como su apellido: De las Salas De la Rosa y sus ganas de renunciar tan cortas como su nombre: Habid.

Con 29 años de edad, Habid De las Salas, primer diploma olímpico para Colombia en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, medallista de oro en los 56 kilogramos en la disciplina de la halterofilia en los Panamericanos de Toronto en Canadá, carga el peso de una  casa.

Aunque entrena con las mejores condiciones posibles que le brinda una Liga poderosa como la de Fuerzas Armadas en el Batallón de Ingenieros número 3 Agustín Codazzi, ubicado en Palmira (Valle), a Habid le hace falta liberarse de esa tonelada y cumplir con el deseo  de darle una  casa a sus padres  en el barrio de toda la  vida:  Carrizal de  Barranquilla, “en donde los recursos no son muy buenos”.

Inició obligado

De las Salas, acomplejado por sus 50 kilogramos de peso en aquella época, nunca se vio el potencial para la halterofilia que sí advirtió Pedro Echeverría, su profesor de educación física en el Centro Educativo Número 120, en donde casi se gradúa por ventanilla.

El docente lo hizo perder 3 periodos y lo sacó del equipo de fútbol para llevarlo obligado al gimnasio. “Tocó levantar pesas”, pensó.  Con solo un mes de entrenamiento fue campeón regional. Luego vinieron los rápidos resultados nacionales y el interés de otras Ligas.

 “Fue lucidez del profesor que fue quien hizo todo, vio el talento cuando a mí no me gustaba esto.  Él no sé qué me vio, que me insistía y me decía que yo con trabajo iba a llegar lejos”.

Contó que  “yo inicio a los 17 años (2004), muy  tarde, no me gustaban y lo hice para graduarme. Después de ser campeón de los intercolegiados y de recuperar mi nota en Educación Física, el profesor Echeverría me convence por el lado del estudio, me consiguió media beca  en la CUL y me dijo que si representaba a la universidad me daba la beca completa”.

En febrero del 2006 y después de un año de haber estudiado para ser técnico profesional de laboratorio,  partió al Valle del Cauca  a prestar el servicio militar y a entrenar. “Me vieron competir en un nacional y me ofrecieron apoyo y lo están haciendo hasta ahora. Oor eso me fui, porque el apoyo en Atlántico fue muy poco y a eso me he dedicado, a entrenar”, manifestó.

Este militar considera que tiene algo de ventaja “en la parte mental, en la constancia y la disciplina para el trabajo y la concentración permanente que hay en el batallón”.

El soldado De las salas no carga un fusil. Carga pesas. Entrena siete horas diarias y vive fuera del batallón. Se dedica simplemente al deporte, a mejorar sus marcas.

Lo que me motiva para entrenar son las ganas de salir adelante, las ganas de conseguir cosas, esa es la meta para los que venimos de estratos bajos. Tener mi casa, tener mis cosas”, anotó.

En el mes de julio del año pasado, cuando lo recibieron al ‘Soldado Dorado’  con bombos y platillos en la Segunda Brigada, habló con el General Carlos Iván Moreno Ojeda,  “ para que me ayude con la Alcaldesa a ver qué posibilidad hay de conseguir una casa porque no es que sean muchos los que sacan la cara por el deporte barranquillero. Si no es la casa es un patrocinio o algo. Esa es la aspiración de todos los que no tenemos muchos recursos”.

Su madre Zunilda De la Rosa forjó en él esa disciplina y carácter para sobrellevar la  vida. “Siempre fue fuerte en casa con la disciplina, casi como una militar”.

Eso sirvió para que Habid no desviara la ruta. El deporte lo sustrajo de las tentaciones a las que se someten varios adolecentes de barriada, como él.

Para levantar a Habid y que no se me fuera por el mal camino yo trabajaba y le ‘daba palo’ a ellos. Los tenía bien tesos. Yo llegaba del trabajo y me sentaba con ellos a hacer las tareas y el que no las hiciera, lo castigaba”, dijo tras verlo.

Ella vivió con nerviosismo la primera participación de su hijo en unos Juegos Olímpicos, pero como siempre, al final, “quedé muy orgullosa con lo que hizo mi hijo. Ese era su sueño, llegar a Río de Janeiro y allá está”, dijo doña Zunilda De la Rosa.

De las Salas, el menor de cuatro hermanos,  conformó esa exitosa delegación de las pesas colombianas. Fue sexto en los 56 kilográmos en levantamiento de pesas en Río de Janeiro, barrió en los Panamericanos de Toronto con 8 oros, 3 platas y dos bronces. Ahora le apunta a los Olímpicos de Tokio.

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